viernes, 3 de diciembre de 2010

Bosque

Catedral, monumento verde en la espesura,
tus columnas se levantan al cielo
con el ulular del viento,
tejiendo, en sus ramas, la gran cúpula.

El sol se filtra entre las cristaleras del aire
y múltiples reflejos;
leve luz, muy tenue, que invita a la contemplación,
a la melancolía; soflama de ilusiones
perdidas,
vía crucis de pasiones y vidas solitarias.

El rumor del arroyo recorre tus sombras, cual
agua bendita irreverente,
se envuelve con sonidos de timbales de cigarras,
con cantos de aves y los rugidos de alimañas.

(Cap.III, "De ahora y de siempre")

7 comentarios:

  1. Es un símil perfecto, Jorge.
    Tanto en el bosque como en las iglesias se pueden escuchar "cantos de aves" como "rugidos de alimañas", por desgracia.

    Un beso enorme, poeta sublime!!!

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  2. Engulle ese bosque hasta la mismidad.

    Besos multplicados, paisano.

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  3. Jorge,esa catedral-bosque de la naturaleza es una preciosidad.Realmente tiene matices religiosos,nos inspira e incita a la meditación..El Creador allí habita y escribe su belleza.
    Mi felicitación y mi abrazo inmenso,amigo.
    M.Jesús

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  4. La catedral y el bosque... Siempre se pierde uno en su atmófera, siempre se respira algo intangible. El bosque y la catedral sirven para esconderse, para meditar. Para vivir. Luego, cada cual cargue con sus alimañas.

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  5. Es la misma y dulce intimidad
    la que se respira, en ambas
    se encuetra ese clima propicio
    de mirar hacia dentro.

    Besos

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  6. Maravillosa contemplación de la luz y el silencio.

    Un espacio para meditar. Te felicito.

    Un abrazo

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  7. Hola, Jorge:

    ¡Qué manera más hermosa de describir un bosque!

    Me ha gustado especialmente que lo llames Catedral de espesura con sus tres columnas hacia el cielo y el viento tejiendo su cúpula...

    Eres un artista, querido poeta.

    Gracias por esta contemplación por medio de tan hermosas palabras.

    Un abrazo.

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