sábado, 27 de noviembre de 2010

Vagabundo

Va arrastrando con sus pies, cansados, su historia.
Sus pasos pesan, sus pensamientos vuelan;
van y regresan; sus ojos no miran a la gente que le observa;
sólo unos metros de acera.

Vecino del mundo, inquilino de cajas
de cartón en algún lugar, en cualquier rincón.
Cuenta las estrellas, las pone nombres, conoce
sus destellos.
A la luna enamora cuando vela sus sueños.

Su ropa conoce todas las ciudades;
es su fiel compañera, su mugre es su experiencia,
cada mancha una historia, alguna, quizá, muy bella;
su cara, a veces, lo dice cuando sonríe
con ojos que viajan muy lejos.

Me pregunto de qué vive; su orgullo
de qué le alimenta.
Su barba es el calendario, son sus muescas
en la cara negra de soles, lunas y vientos,
de noches mirando la nada, que le embriaga.

No tiene edad, nombre ni procedencia;
su destino pasar por caminos que no sabe
a donde van,
¡qué importa de donde vengan!

(Cap.III, "De ahora y de siempre")

domingo, 21 de noviembre de 2010

El anacoreta

Entre las rojizas y escarpadas rocas, donde
los buitres plantan sus nidos,
en una estrecha gruta, una escuálida figura
permanece estática, las rodillas en tierra.

Sus huesudos brazos, desnudos y en cruz,
parecen dos estacas.
Su calva se confunde con el color de las rocas.
Una pelambrera cana -ovillo desmadejado de lana-
cae a su espalda.

Su torso, así, desnudo, del color de la calva.
Unos harapos blancos, atados con cuerdas,
impiden su desnudez, sus vergüenzas ocultan.
Sus pies, sucios, con uñas largas -cual garras-.

El graznido del buitre rompe la paz;
rebota en las rocas de la gran mole de piedra,
se pierde por el horizonte,
acompaña al sol que por allí se esconde. Mientras
el santón reza y llora…

Cap.III,"De ahora y de siempre")

sábado, 13 de noviembre de 2010

Viento

Corcel desbocado e irascible, eres el soberbio
elemento, con ondulante capa invisible.
Fustigador, con látigo de infinitas colas,
azote de equilibrios; encrespas océanos,
domeñador de tupidos y salvajes bosques,
violador de las más profundas y negras simas...
Tu ulular es tétrico alarido de mil muertos,
tus largos brazos, desgarrados, todo lo abarcan.
Tu gemido lúgubre, insolente y lastimero
evoca la inicua carcajada de la parca.

Cuando, por fin, te alejas la calma invade mi alma.

(De cap.III, "De ahora y de siempre")

sábado, 6 de noviembre de 2010

Mieses y flores

La primavera ha llegado, atrás quedó la guerra.
Han crecido
-entre cascotes de metralla-
las cebadas, los trigos,
-ganarán batallas al hambre
de los vivos-
las amapolas han florecido.
Mieses y flores...
homenaje a los muertos
que, en los campos, han caído.

(Cap.II, "Recuerdos con el sepia de los años")