Recorrí tus caminos y tus fuentes,
bebí, sediento, de ellas. Subí a tus montículos,
me deslicé a tus valles,
libé en sus flores, comí de sus frutos;
encontré el edén
en el universo joven de tu cuerpo.
(De "Belleza cruel", cap.I, "Mujer deja que te hable de amor")
martes, 2 de marzo de 2010
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Realmente el Eden.
ResponderEliminarUn abrazo.
Tu poesía es el Edén.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias, Perfecto.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Muchísimas gracias, Emibel; ya me gustaría.
ResponderEliminarAbrazos y saludos.
Bellísimo poema.
ResponderEliminarSaludos cordiales,
ÑHasta pronto poeta.
Muchísimas gracias, Pluma Roja; eres muy amable.
ResponderEliminarUn beso.
Es un poema precioso
ResponderEliminarenhorabuena,
es un placer pasear por tus calles
Muchas gracias, María Teresa, por tu visita y comentario.
ResponderEliminarUn beso.
Realmente un
ResponderEliminarbello jardín
para libar de las
flores del amor.
Bello, tierno y delicado.
Besos
Muchas gracias, Marisa.
ResponderEliminarUn beso.
¡¡muy bello!!
ResponderEliminarTodo un eden, pleno de sensualidad.
María
Muchas gracias, María.
ResponderEliminarUn beso.
Que poema más erótico y sensual y juventud divino tesoro.
ResponderEliminarSaludos
Roy, gracias por tu visita y comentario.
ResponderEliminarUn abrazo
Si eso no es el Edén, se acerca demasiado¡¡¡
ResponderEliminarGracias, Sommer, por tu visita y comentario; muchas gracias.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sensualidad divina.
ResponderEliminarBesos
Narci
Muchas gracias, Narci.
ResponderEliminarMás besos para tí.
Ese edén para tus sentidos que tus letras bien supieron dibujar.
ResponderEliminarCon cariño, esencia.
Muchas gracias, Esencia.
ResponderEliminarUn beso para tí.