Se diluye el sabor de tus besos,
la esencia de tu cálido cuerpo,
con la sal de las mareas,
con el hielo del invierno.
Mis manos vagan errantes y desesperadas,
buscando tus sendas,
las sedas de tu cuerpo,
porque si no estás, mi vida, sin ti, yo soy nada.
El tiempo va marcando la distancia, aleja el tren
de los sueños;
tu imagen queda atrás, difuminada
entre la niebla del mañana incierto.
Mi alma, vacía sin ti, es más fría que el hielo
de la madrugada,
nuestro lecho, estepa árida y desierta,
sin el cálido oasis de tu cuerpo.
¿Dónde hallar el fulgor de tus ojos,
dónde la noche, sin estrellas, de tu cabello,
dónde tu risa, dónde tus besos?
martes, 20 de octubre de 2009
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Querido amigo, sos todo un poeta (como notarás, soy argentino).
ResponderEliminarHe leido varios de tus escritos y me han encantado.
Te dejo un cordial saludo.
Poema de amor y ausencias que ne ha cautivado el alma, precioso Jorge
ResponderEliminarUn abrazo
Stella