Hoy he vuelto a mi pueblo,
he paseado por sus calles
tranquilo y… emocionado;
he viajado en la distancia,
he andado los caminos de antes;
otras caras...
Tiendas con otros letreros
no consiguen borrar mis imágenes;
otros nombres, otras mujeres,
otros hombres...
mi pueblo...
he pasado por las casas
que me cobijaron de niño;
he visto el patio,
lugar de mis pequeñas batallas,
he visto las ventanas,
mis ventanas... que yo creyera grandes, muy grandes;
por ellas veía mi mundo,
de juegos, de ilusiones...
dentro, caricias y besos...
Hoy sus muros están mudos
de nuestras voces y risas
-mis hermanas, mis padres-
¿Dónde están mis compañeros
de colegio, de juegos y canciones,
dónde mis primeros amores
–dónde aquellos besos-?
¿Dónde los grandes olmos
de la alameda, frondosa, de entonces?
-he visto algunos tristes troncos,
como huesos desnudos-
... nada de la grandeza de otros tiempos.
Sigüenza...
la brisa de los pinos
se lleva mis recuerdos y nostalgias...
(Del cap.III, "De ahora y de siempre")
miércoles, 26 de enero de 2011
miércoles, 12 de enero de 2011
El reencuentro
Se despertaba el día con bruma, aún dormida,
sobre las lápidas del cementerio.
Tumbas vacías; todos los cuerpos y huesos al aire;
olor denso, insoportable.
Olor a los muertos y más muertos y, dentro
del feudo de las tinieblas, tú, la gran señora
y todopoderosa,
la muerte, reina de las calaveras y gusanos,
inquilinos de mortajas.
Nos habías citado, padre, iban a exhumar tus restos,
a romper tu descanso, a violar tu sueño,
en una mañana de tensa calma.
La tierra es negra y húmeda, exhalando
vahos de pudrideros.
Y saliste tú, alzado en vilo,
con tu cuerpo de nácar y... entero.
Tus hijos allí, presenciándolo,
con nuestros sentidos colapsados
de sensaciones,
con corazones al galope de sentimientos;
los ojos no nos lloraban...
las lágrimas nos caían por dentro;
después de los años te veíamos de nuevo...
La bruma flotaba como las almas que suben
al cielo;
bruma irreal, mañana de pesadilla, de frío,
las gotas del rocío nos llegaban
a los huesos.
Aquellas emociones nos calaban en nuestros
adentros.
¡Estábamos tan cerca, y tan lejos...!
No poder abrazar tu cuerpo...
no poder sentir tu cálida mirada,
no recibir tus amorosos besos...
Y te llevaron al crematorio...
luego nos entregaron tus cenizas
resumidas, una negra vasija...
Las llamas no borraron tu imagen,
nunca tu sonrisa, sólo... tu cuerpo.
(Del cap.III, "De ahora y de siempre")
sobre las lápidas del cementerio.
Tumbas vacías; todos los cuerpos y huesos al aire;
olor denso, insoportable.
Olor a los muertos y más muertos y, dentro
del feudo de las tinieblas, tú, la gran señora
y todopoderosa,
la muerte, reina de las calaveras y gusanos,
inquilinos de mortajas.
Nos habías citado, padre, iban a exhumar tus restos,
a romper tu descanso, a violar tu sueño,
en una mañana de tensa calma.
La tierra es negra y húmeda, exhalando
vahos de pudrideros.
Y saliste tú, alzado en vilo,
con tu cuerpo de nácar y... entero.
Tus hijos allí, presenciándolo,
con nuestros sentidos colapsados
de sensaciones,
con corazones al galope de sentimientos;
los ojos no nos lloraban...
las lágrimas nos caían por dentro;
después de los años te veíamos de nuevo...
La bruma flotaba como las almas que suben
al cielo;
bruma irreal, mañana de pesadilla, de frío,
las gotas del rocío nos llegaban
a los huesos.
Aquellas emociones nos calaban en nuestros
adentros.
¡Estábamos tan cerca, y tan lejos...!
No poder abrazar tu cuerpo...
no poder sentir tu cálida mirada,
no recibir tus amorosos besos...
Y te llevaron al crematorio...
luego nos entregaron tus cenizas
resumidas, una negra vasija...
Las llamas no borraron tu imagen,
nunca tu sonrisa, sólo... tu cuerpo.
(Del cap.III, "De ahora y de siempre")
sábado, 8 de enero de 2011
Pueblo abandonado
La soledad es silencio en sus calles y casas,
el viento mece una puerta destartalada.
Las risas de los niños ya no se oyen,
ni los ladridos de los perros,
ni el canto de los gallos, al despertar el alba.
Es como un cementerio; los nichos: las ventanas,
tumbas: las puertas, balcones - sin tiestos, sin flores-.
Un viejo arado -esqueleto al sol- surca la soledad
con su reja oxidada, al paso de su existencia vana.
En la torre de la iglesia un nido vacío;
las cigüeñas han huido de tanta soledad,
de tanto hastío;
la cruz del campanario
medio tumbada, vencida por el descuido.
Las paredes, encorvadas, soportan tejados
violados
por lluvias y hielos, por raíces de plantas
que se encaran, insolentes, al cielo.
Las calles -empedradas- con musgos alfombradas,
flores, y huellas borradas...
(De "Belleza cruel" cap. III, "De ahora y de siempre")
el viento mece una puerta destartalada.
Las risas de los niños ya no se oyen,
ni los ladridos de los perros,
ni el canto de los gallos, al despertar el alba.
Es como un cementerio; los nichos: las ventanas,
tumbas: las puertas, balcones - sin tiestos, sin flores-.
Un viejo arado -esqueleto al sol- surca la soledad
con su reja oxidada, al paso de su existencia vana.
En la torre de la iglesia un nido vacío;
las cigüeñas han huido de tanta soledad,
de tanto hastío;
la cruz del campanario
medio tumbada, vencida por el descuido.
Las paredes, encorvadas, soportan tejados
violados
por lluvias y hielos, por raíces de plantas
que se encaran, insolentes, al cielo.
Las calles -empedradas- con musgos alfombradas,
flores, y huellas borradas...
(De "Belleza cruel" cap. III, "De ahora y de siempre")
martes, 4 de enero de 2011
Berlín
Berlín, del muro y alambradas de espinos,
gorras plato y pasos de oca.
Berlín, de bellos monumentos -antes desiertos,
casi muertos-
ha caído tu muro, eres libre, eres uno.
Entra un nuevo aire, sin centinelas, ni metrallas…
Alexanderplatz, tu torre luce ahora
como antorcha de paz y alegres noches,
prometedoras.
Puerta de Brandemburgo
-antes tierra de nadie-
por tus arcos circulan otras brisas...
recuerda tu origen de paz,
olvida lo que tu diosa y cuádriga evoca.
Friedrichstrasse
con Checkpoint Charlie de museo,
sin controles, ni miedos.
Tus calles han encendido las luces,
-te conocí casi a oscuras-
atrás quedaron las tristes farolas,
las nieblas de futuro incierto… y vidas
en la desesperanza.
(De "Belleza cruel" cap. III, "De ahora y de siempre")
Berlin
Berlin, mit Schutzgittern und Mauer,
mit Dienstmützen und Ochsenschritt.
Berlin, mit schönen Denkmälern, -einst vereinsamt,
öde fast-, deine Mauer ist gefallen, du bist frei, bist eins.
Ein neuer Wind weht in dich hinein, ohne Wachposten, ohne Schrapnell...
Alexanderplatz, dein Turm glänzt jetzt
Wie eine Fackel des Friedens und froher, versprechender
Nächte.
Brandenburger Tor
-einst Niemandsland-,
durch deine Bögen verkehren andere Brisen...,
gedenke deines Ursprungs des Friedens,
vergiß, was deine Göttin und deine Quadriga beschwören.
Friedrichstraße,
mit Chekpoint Charlie als Museum,
ohne Kontrollen, ohne Ängste.
Deine Straßen haben die Lichter angemacht
-ich hab dich dunkel gekannt-,
vergessen sind nun die traurigen Laternen,
die Nebeln der ungewissen Zukunft... und das Leben
in der Hoffnungslosigkeit
(Traducido al alemán por Anna Rossell.)
gorras plato y pasos de oca.
Berlín, de bellos monumentos -antes desiertos,
casi muertos-
ha caído tu muro, eres libre, eres uno.
Entra un nuevo aire, sin centinelas, ni metrallas…
Alexanderplatz, tu torre luce ahora
como antorcha de paz y alegres noches,
prometedoras.
Puerta de Brandemburgo
-antes tierra de nadie-
por tus arcos circulan otras brisas...
recuerda tu origen de paz,
olvida lo que tu diosa y cuádriga evoca.
Friedrichstrasse
con Checkpoint Charlie de museo,
sin controles, ni miedos.
Tus calles han encendido las luces,
-te conocí casi a oscuras-
atrás quedaron las tristes farolas,
las nieblas de futuro incierto… y vidas
en la desesperanza.
(De "Belleza cruel" cap. III, "De ahora y de siempre")
Berlin
Berlin, mit Schutzgittern und Mauer,
mit Dienstmützen und Ochsenschritt.
Berlin, mit schönen Denkmälern, -einst vereinsamt,
öde fast-, deine Mauer ist gefallen, du bist frei, bist eins.
Ein neuer Wind weht in dich hinein, ohne Wachposten, ohne Schrapnell...
Alexanderplatz, dein Turm glänzt jetzt
Wie eine Fackel des Friedens und froher, versprechender
Nächte.
Brandenburger Tor
-einst Niemandsland-,
durch deine Bögen verkehren andere Brisen...,
gedenke deines Ursprungs des Friedens,
vergiß, was deine Göttin und deine Quadriga beschwören.
Friedrichstraße,
mit Chekpoint Charlie als Museum,
ohne Kontrollen, ohne Ängste.
Deine Straßen haben die Lichter angemacht
-ich hab dich dunkel gekannt-,
vergessen sind nun die traurigen Laternen,
die Nebeln der ungewissen Zukunft... und das Leben
in der Hoffnungslosigkeit
(Traducido al alemán por Anna Rossell.)
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