Paraísos perdidos,
tierras baldías
por guerras y por soles,
por nubes de arena
y vientos abrasadores.
Horizontes de luz
cegadores de vida.
Belleza cruel e inhóspita,
que a sus hijos, desahuciados,
sin compasión destierra.
Cuerpos, almas errantes
con destino incierto,
si el mar a la dicha os lleva,
¡benditas olas
que impulsan vuestra patera!
Invasores sin armas; como munición: hambre.
Pieles, apretadas a los huesos,
condecoradas con heridas
de alambres espinosos.
Huéspedes indeseados
de otras tierras, por otras gentes.
Peregrinos del mundo sin báculos,
sin rutas ni albergues ni mochilas.
Cuerpos inertes, varados
en las playas de otros continentes;
llegasteis a la meta del no sufrir...
Paraísos perdidos.
(Cap.III, "De ahora y de siempre")
miércoles, 15 de junio de 2011
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Bonito poema solidario.
ResponderEliminarDebe ser duro ser emigrante; los que no lo hemos pasado no podemos saberlo del todo.
Un abrazo muy fuerte para ti y otro para Carmen.
Me gustó verte el 16.
Cuando el hambre empuja
ResponderEliminarno hay miedo ni fronteras,
antes que morir de inanición
mejor plantar cara a la
patera.
Un gran poema Jorge.
Un abrazo
Un bello poema a quienes abandonan su lugar de origen en busca de horizontes nuevos, desafiando a la tristeza de dejar su propia patria. Excelente. Un abrazo poeta.
ResponderEliminarUn hermoso poema dedicado a los inmigrantes, porque todas las personas tienen alma y no tiene que haber discriminaciones.
ResponderEliminarSaludos.